La exigencia social por mantener una productividad elevada y una fachada de control absoluto puede generar un estrés considerable. Es importante validar que, como seres humanos, poseemos límites definidos. Experimentar sobrecarga o la sensación de no poder cumplir con todas las expectativas no es patológico ni un signo de debilidad. Por el contrario, puede ser una señal adaptativa que impulsa a la introspección, la búsqueda de apoyo profesional o la implementación de estrategias de afrontamiento más saludables, como el descanso o la re-priorización de tareas. Integrar el reconocimiento de los propios límites es un componente clave del autoconocimiento y el autocuidado, indispensable para el bienestar emocional.
Reconocer tus límites no es debilidad, es autocuidado esencial.